lunes, 26 de febrero de 2018

La contaminación aumenta un 20% el riesgo de sufrir un tipo de ictus a corto plazo


La sombra de los efectos nocivos de la contaminación en la salud se alarga tanto como la boina de polución que cubre de cuando en cuando el techo de las grandes ciudades. Además de aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y determinados tumores, de generar déficit de atención en la escuela y alteraciones en el desarrollo cerebral de los niños, o incluso incrementar la mortalidad entre los propios fumadores, la contaminación atmosférica que produce principalmente la combustión de motores diésel está relacionada también con un mayor riesgo de desarrollar un tipo de ictus. El Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal) han constatado que la exposición a altas concentraciones de carbón negro (hollín) eleva un 20% el riesgo de sufrir un ictus aterotrombótico.

Los científicos ya conocían que la contaminación atmosférica elevaba la mortalidad por ictus a largo plazo y que los altos niveles de carbón negro —más conocido como hollín— en la atmósfera influía en las muertes por dolencias cardiovasculares. La novedad de esta investigación, es que, por primera vez, se ha demostrado que la exposición a concentraciones elevadas de hollín precipita a corto plazo el desarrollo de un accidente cerebrovascular. 

Los resultados de la investigación, explican los artífices del estudio, vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de concienciar de los riesgos de la contaminación y regular, en concreto, los niveles recomendados de concentración de hollín en el aire.


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